En el fútbol, no todo son goles, trofeos y ovaciones. A veces, lo que recorre el mundo no son las jugadas de fantasía, sino los arrebatos de furia que manchan el juego. A lo largo de las últimas décadas, figuras como Vinícius Jr., Sergio Ramos, Pepe, Neymar, Luis Suárez, Emiliano ‘Dibu’ Martínez o Nahuel Guzmán han demostrado que la línea entre la pasión y la provocación puede borrarse en segundos.
Como todo, el deporte más bello del mundo tiene su doble cara y puede pasar de ser ejemplar a deplorable en un chasquido de dedos. El origen de dicha enumeración parte del caso más reciente: Vinícius Junior aprovechó el encuentro que Real Madrid tuvo este domingo ante Getafe para ejecutar su estrategia basada en mofarse de jugadores rivales y sus fanáticos sin límite alguno.
Si bien es cierto que el brasileño ha forjado su carácter con base en los ataques racistas que ha sufrido, la falta de profesionalismo del ariete merengue lo ha llevado a engancharse directamente con los hinchas del club que sea. Atlético de Madrid, Valencia y el eterno rival, Barcelona, han sido tres de las víctimas favoritas de Vini.
A los dos primeros cada que puede les canta las 15° Champions que tiene su club, incluso en el último Clásico arremetió personalmente contra Íñigo Martínez; mientras que ante los Colchoneros fue directo al graderío a encarar a los fans. «Son 15, tú tienes 0» es lo que acostumbra a canturrear mientras señala los parches de la indumentaria merengue que lo comprueban. Ante Getafe bastó una diferencia de siete minutos para que el silbante le sacara la roja a dos madrileños, siendo Nyom un caso que se catalogó como ‘conducta violenta’.
Dos elementos de la MSN
Relacionado a las revoluciones elevadas que se manejan en LaLiga, hubo una época específica en donde Vikingos y Culers contaban con figuras ‘bravuconas’ que, o tendían a desesperar al contrincante mediante faltas inexistentes, o iban directamente al enfrentamiento cara a cara.
Neymar Jr. es ubicado por estar en la primera categoría, mientras que Luis Suárez es más del segundo sector, de ese en donde se ‘calientan’ los ánimos y no mide la magnitud de su réplica. Entonces es él quien cae en provocaciones y hace evidente su poco control emocional mediante ataques físicos. El ‘Pistolero’ ha mordido, escupido e incluso se ha atrevido a no respetar el espacio personal de jugadores como Edinson Cavani o Chiellini.
Ramos y Pepe no se quedaban atrás
El actual elemento de Rayados de Monterrey no lo oculta: Sergio Ramos llegó a las 30 cartulinas rojas en España, de las cuales 14 fueron por doble amarilla y, hay un aproximado de 7, que fueron roja directa. Aparte, su don por anotar de último minuto era el pretexto perfecto para ejecutar algún festejo burlesco que, sin falta, generaba polémica.
Pepe se llevó todo el odio de los rivales del Real en una de las épocas doradas, pero en total fue expulsado en 18 ocasiones y a nivel general: Real Madrid, Porto, Beşiktaş y selección portuguesa.
El pique latinoamericano: ‘Dibu’ Martínez y Nahuel Guzmán
Si hay algo comprobable en el mundo del fútbol, es la intensidad con que los argentinos viven cada uno de sus compromisos. Allá en terreno albiceleste no existe empatía por el rival y es este ADN de ‘matar o morir’ lo que define al 98% de hinchas argentinos y a sus representantes.
Si no luchan por matar, los sudamericanos hacen todo por distraer y adentrarse en el tipo de juego tramposo, burlesco y ‘odioso’. Emiliano Martínez es la cara de esta estrategia y en Premier League y la Selección Argentina de Scaloni, mientras que Nahuel Guzmán lleva años siendo objeto de odio en la Liga MX.
El ‘Patón’ Guzmán refleja a la perfección el típico “o lo amas o lo odias”. Para Tigres es héroe, pero el resto de clubes aztecas lo aborrecen; sus actitudes son imposibles de pasar por desapercibidas y si no llega el recuerdo de alguna en específico, está la gran final del Apertura 2023 vs. América, cuando el arquero recibió cartulina roja tras barrerse con todo contra Julián Quiñones y posterior a sacarlo a la fuerza, optó por ocultarse en el túnel desplegable para no perderse del transcurso de la finalísima.
O aquella ocasión en que le apuntó con un láser desde el graderío a Esteban Andrada a lo largo de un Clásico Regio que él no disputó, correspondiente al año pasado… esto le impidió jugar un aproximado de 3 a 5 meses por indisciplina.
Fuente: AS.com