Jorge de Frutos brilla con la «ley del ex» ante su antiguo club

Jorge de Frutos anotó dos goles clave contra el Levante, aplicando la «ley del ex» y sentenciando el partido para su equipo.

La visita de un ex nunca resulta oportuna. Por muy bien que haya terminado esa relación del pasado, lo mejor es no volver a cruzar los caminos y que cada uno continúe su historia sin acordarse del otro. En el fútbol, además, suele ser costumbre que ese reencuentro entre club y jugador se traduzca en una actuación destacada del futbolista. Y eso fue lo que ocurrió en el Ciutat de Valencia cuando Jorge de Frutos pisó el césped.

El extremo segoviano soltó dos disparos directos al corazón de la grada granota. Ambos en la primera parte, los dos con la complicidad de una defensa poco contundente y con demasiadas concesiones. Y por ahí se le escapó el partido a un Levante que tiene recursos ofensivos muy por encima de la media en cuanto a equipos que luchan por la permanencia se refiere.

Si Calero consigue dotar de cierta solidez a su defensa, la salvación caerá por su propio peso. Porque entre el talento de Carlos Álvarez, la potencia de Etta Eyong y la verticalidad de Iván Romero resulta muy difícil creer que el Levante tenga problemas en los últimos metros.

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Ante el Rayo acumuló llegadas en un primer tiempo donde, como decíamos, De Frutos se encargó de aplicar la ley del ex. Primero en un remate a la salida de un córner al primer palo terriblemente defendido por el Levante. Más tarde, en un contragolpe demasiado sencillo, donde Ratiu encontró una autopista por la derecha y su centro lo dejó muerto Arriaga sobre el punto de penalti.

Álvaro remata la faena

Cualquier atisbo de reacción se encargó de borrarlo Álvaro García, que necesitó apenas unos segundos sobre el terreno de juego para dejar su sello. Otro despeje a medias de la zaga granota, un balón al espacio y Álvaro, que acababa de entrar al terreno de juego junto a Isi, la puso junto a la escuadra para salvar la estirada de Ryan y echar el telón al partido.

Por si no fuera suficiente castigo para los de Calero, el Ciutat de Valencia contuvo la respiración cuando Carlos Álvarez tuvo un feo gesto que hizo temer por su rodilla. El granota continuó unos minutos sobre el césped pero acabó pidiendo el cambio por una lesión, que si bien no parece revestir gravedad, sí amargó aún más una mala noche de los locales.

Pudo hacer todavía más sangre el equipo de Iñigo Pérez pero el Pacha Espino se encontró con Ryan en un gol que parecía cantado. Fue la única ocasión en la que el Rayo no exhibió pegada en un partido casi perfecto de los madrileños, que parecen haber despegado de manera definitiva en esta liga. Y todo ello a costa de un Levante que no mereció tanto castigo pero que sí contribuyó a la derrota.

Fuente: Marca

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